Rellenar el sistema de calefacción con el agua correcta es decisivo para garantizar su eficacia, comodidad y seguridad.
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El agua tiene una función decisiva en el sistema de calefacción: Funciona como el denominado medio transmisor, que transporta el calor producido en la caldera hacia el elemento térmico o hacia la calefacción por suelo radiante en las viviendas. Durante este trayecto, el agua entra en contacto con prácticamente todos los componentes del sistema de calefacción: los acumuladores, las bombas o las válvulas. Por eso, ya solo el llenado del circuito de calefacción es esencial para su correcto funcionamiento.
Durante los últimos años, los sistemas de calefacción son técnicamente más avanzados, pero también más susceptibles a sufrir problemas. Cualquier irregularidad mínima puede producir complicaciones. El agua y las sustancias que contiene adquieren una gran importancia en este sentido. Se consideran esenciales factores como el grado de dureza (también llamado nivel de cal) del agua, el pH y la concentración de oxigeno y sales.
Famosos fabricantes de calefacciones ya reclaman el cumplimiento de determinados valores estándar (p. ej., ÖNORM H5195-1 en el caso de Austria o VDI 2035 en Alemania) en sus términos de garantía. Si no se usa agua procesada en los sistemas de calefacción, la cobertura de la garantía se puede anular en caso de fallos. Es decir, usar agua correctamente procesada en los sistemas de calefacción es, sin duda, la decisión adecuada. Busca un profesional competente especializado en agua potable de BWT cerca de ti y pídele asesoramiento.
La cal se deposita cada vez más a medida que sube la temperatura. Este fenómeno se conoce, por ejemplo, de los hervidores de agua: cuando el agua se calienta, la cal se queda pegada en el fondo a modo de depósito blanco. Cuanto más espesa sea la capa de cal, más tiempo tardará el agua en calentarse. Esto mismo sucede en la calefacción. Las capas de cal ejercen un efecto aislante y dificultan la transmisión de calor, es decir, se precisa más energía para que la calefacción se mantenga constante. La mera presencia de una capa de cal de solo 1 mm de grosor aumenta en un 10 % en consumo energético. Los costes de la calefacción suben.
Además, las partículas de cal diluidas en el agua se pueden distribuir por el sistema de calefacción y, por ejemplo, contribuir a que las válvulas se atasquen. Asimismo, los depósitos son un alimento ideal para las bacterias y favorecen la formación de una película biológica que también puede contribuir a que las válvulas se atasquen.
La corrosión se genera debido a diversos factores y la mayoría de las veces lo hace de manera imperceptible. Un material mixto compuesto por hierro, acero, aluminio y cobre (que es muy común en las calefacciones modernas) genera reacciones electroquímicas y, con ello, corrosión. La forma más conocida en la que se presenta la corrosión es el óxido en el hierro. Además, el pH del agua y el contenido en oxígeno y sales también desempeñan un papel esencial. El agua ácida con un pH inferior al 7 corroe las piezas metálicas. Si el contenido en sales (también denominado conductividad eléctrica) y la concentración de oxígeno es demasiado alta, los procesos de corrosión se aceleran.
Las piezas metálicas que se desprenden de la corrosión pueden acceder al completo sistema de calefacción y afectarlo en forma de barro de corrosión. En el peor de los casos, pueden generarse altos gastos de saneamiento.
Aunque los sistemas de calefacción sean sistemas cerrados, nunca son completamente estancos. Por ejemplo, puede entrar aire en el dispositivo al rellenar el sistema con agua o a través de juntas o piezas de conexión no estancas. Un punto especialmente propenso a la entrada de aire son las tuberías de plástico por las que pasa el aire en los sistemas de calefacción de suelo radiante.
Por un lado, la excesiva presencia de aire en el sistema dificulta la transferencia de calor, ya que los cuerpos calefactantes no se calientan correctamente. Además, pueden resultar especialmente molestos debido a los ruidos que genera el aire (como goteo o borboteo).